EUSEBIO SEMPERE, pintor a su pesar, es un trabajo realizado por Edison Valls para el Departamento de Estética de la ESAD. Director de teatro, vinculado a la figura de Sempere por circunstancias familiares y profesionales, nos lleva en un viaje -como el mismo expresa: poco académico- sobre Sempere y se adentra realmente en el alma del pintor, en su persona, para relacionarse directamente con ella.
De mucho valor son, también, la selección de textos del libro: CONVERSACIONES CON SEMPERE, de Andrés Trapiello (Ediciones Rayuela, 1977), libro agotadísimo en el que Eusebio reveló su experiencia vital mas profunda, la raíz de su impulso creador y su visión sobre la esencia del arte.
I.M.S
EUSEBIO SEMPERE.
Pintor a su pesar
Yo siempre he pensado que para degustar una obra no era necesario conocer al artista.
Es más, creía que el placer de interpretar una obra, de descifrarla, debía de ser ajeno a la biografía de su autor y tambien de su entorno.
Me doy cuenta de que con esta premisa me estaba perdiendo gran cantidad de arte; autores que ajenos a las metáforas y a juegos de inteligencia se me conformaban en meros estetas visuales.
Tampoco quisiera dar a entender que ese anterior punto de vista fuera erróneo del todo, aunque sí puedo afirmar, ahora, que era escaso.
Conocer la humanidad del artista, nos puede proporcionar más placer estético que el que nos puede aportar sólo, la contemplación de su obra.
Eusebio Sempere, es un claro ejemplo del tipo-pintor que nos sugiere grados de placer distintos si conocemos su biografía y concretamente, su pensamiento, su tránsito por la vida y la opinión que este tránsito le merecía.
Es obvio decir que la contemplación de su obra no nos sugiere alegorías sobre la vida, ni juegos secretos que aviven nuestra inteligencia, ni tampoco metáforas sobre el verbo ser.
La contemplación de su obra nos dará gradientes de placer, tantos como seamos capaces de absorber.
Nos dará Libertad.
Logroño,20 Mayo 2010
Mi relación con Eusebio Sempere no esta exenta de cierta curiosidad.
Lo conocí personalmente en 1.984, meses antes de su muerte.
Mi relación con su sobrina Irene (hija de su única hermana Concha), entonces mi enamorada, permitió que en las visitas, que Eusebio hacía por entonces a Valencia, para ultimar detalles relativos a su anunciado fallecimiento, enfermedad degenerativa incurable, lo conociera, y que estimulado por la curiosidad que su persona producía, lo investigara como artista.
La sucesión de encuentros con la familia en esos últimos meses de su vida, la evocación de recuerdos de Irene para con su tío, las revelaciones, siempre susurradas, que ésta recibía de su madre sobre su vida, el mutismo que Eusebio mantenía sobre su persona, sobre sus sentimientos y emociones, y sobre todo sobre su privacidad, despertaron una curiosidad que me impulsó ha conocer su obra.
Soy de natural obsesivo, cuando digo que me dio por conocer su obra, en realidad quiero decir que conocí “toda su obra”…y algo a la persona.
Un día en casa de mis padres comenté que había conocido a Eusebio Sempere, pintor, de Onil, muy reconocido, un tipo muy curioso y reservado que se estaba muriendo y que…- vivía conmigo durante la guerra-… dijo mi padre.
Aquello me dejó perplejo, no solo por la conjugación casuística de los hechos, sino por la jugosa narración con que mi padre me iba a regalar.
Recíprocamente cuando Eusebio asumió que yo era el hijo de su compañero en la Valencia de guerra, aún con su reserva habitual, consintió en un acercamiento mas personal.
Los hechos que acaecieron para que mi padre y Eusebio compartieran tres años de sus jóvenes vidas (tenían por entonces 13 años), no vienen al caso. Pero si puedo decir que todos esos acontecimientos, vitales y estéticos se conjugaron para inspirar el espectáculo que proyectó mi compañía al nivel y reconocimiento internacional:
Crónica Civil: V36/9.
El espectáculo, en clave de danza contemporánea, contaba la cotidianeidad de los niños durante la contienda civil, sus juegos y vivencias estaban abstraidas de las narraciones que mis padres me hicieron de esta. Estéticamente, la obra se inspiró en las maneras de Eusebio Sempere, y tanto la escenografía (Carlos Montesinos), como la iluminación (Eric Teunis) y sobre todo el vestuario (Francis Montesinos) y el cartel (Andreu Alfaro), reflejaron en mayor o menor grado su obra pictórica. El personaje principal y motor de las emociones estaba inspirado en la persona de Eusebio y lo muté en “una niña coja”: emulando la debilidad física de Eusebio y el misterio que siempre rodeaba sus acciones y pensamientos.
Ver fotos en:
www.anandadansa.com/espect./CronicaCivil
Toledo, 23 Mayo 2010
Creo que dispongo de cierta ventaja para disfrutar a Eusebio, e intentaré comunicar lo verdaderamente importante, al menos lo que me pareció y parece especifico de su persona:
(…mi mismidad…).
Iba a empezar resumiendo palabras de Eusebio con la intención de titular y reflexionar sobre lo extraído; pero al estudiarlo, me ha parecido tan llanamente contundente que no puedo más que callarme, asombrarme y mostrarlo tal y como en esta entrevista se transcribe.
Me he permitido solamente reordenar los escritos para facilitar, a aquellos que no conozcan ni su obra ni su pensamiento, su comprensión.
…los años de Valencia, sí, fueron de tristeza, porque todo era tristeza.
Entonces no me planteaba ser pintor. Bueno mi familia, por esas raras intuiciones de los padres, había imaginado que me dedicaría a pintar.
En mi pueblo, fíjate que cosa más tonta y sin sentido me decían: “Vas a ser pintor”. Bueno porque hacía garabatos cuando estaba en párvulos. Después he sido pintor, ya ves, pero de ser pintor a gran pintor…
…desde que nací no veo de un ojo, del ojo derecho. Mis padres no se dieron cuenta hasta mucho después, pensaron que como era muy torpe, se me caían las cosas.
No podía calcular las distancias. Por eso he tenido impedimentos en la pintura y en la escultura. Lo veo plano. No veo la distancia que media entre las cosas. Desde que nací he aprendido que de aquí a aquella puerta puede haber tres metros…,pero no lo veo. Con un ojo todo es plano, me privo de la experiencia de la perspectiva.
…lo de la Escuela de Bellas Artes. Sí es una tontería .Pero una tontería que te puede hacer mucho mal, ¿sabes?, mucho mal porque es colectiva.
Sería preferible que cada cual pudiera alquilarse su propio estudio y que se enfrentara consigo mismo y con el universo que quiere crear.
Los profesores son necios, mala gente, sí, sí ,parece como que su mundo es el mejor y quieren hacértelo ver de esa forma a toda costa.
Surgen las presiones para que trabajes de una determinada manera, según el necio y obcecado de turno, según su estilo; ¡que pena!, ¿verdad?
Si hubiera sido consciente entonces……..no habría ido a Bellas Artes, si hubiera ido antes a Paris, ese tiempo que hubiera ganado.
…París…, son unos años muy tontos. De desconcierto, de encontrarse en una ciudad descomunal donde existe todo lo que había soñado en arte; produce un vértigo terrible.
Uno intenta alcanzar aunque sólo sean las migajas, algo de ese festín que te están mostrando. Pero la dificultad es enorme. Te sientes perdido y lo único que encuentras es desolación y tristeza. Pero por otro lado, eso sólo, la soledad, es lo que puede salvarte.
Tú te sales. Te acuchillan por todas partes y vas y te sales. La única solución que te dejan tomar es la de que te vayas a tu casa, encerrarte en tu estudio y empezar por lo que quieres hacer. Es paradójico, ¿no?. Te condenan a la soledad sabiendo que o bien mueres o sales fortalecido, algo así como en los circos de los gladiadores.
No tiene ningún sentido, ni París ni ninguna otra.
…¿el op-art?. Remedo simple. En un primer momento parecía que el arte seguiría siendo creación libre, fuera de toda mecanización. Pero no fue así. El arte tuvo que admitir que había caído sin darse cuenta en uno de los mayores peligros que le pueden acechar: en la mecanización, en el determinismo. La creación había dado paso a la combinación. Sabías de antemano qué resultado ibas a obtener si combinabas tal color o tal otro, sabías el orden. La sorpresa, el juego del arte, se había ido al garete.
Era un juego sin posibilidad de infracción, sin posibilidad de diversión. Había desaparecido lo más valioso: la lucha, la diversión. Lo que en un primer momento auguraba ser lúdico, se convirtió en fórmula aburrida.
…Había grupo op-art francés y no había nada. Cada cual estaba en lo suyo, de por libre, con nuestros fantasmas. Hablabas con alguno de ellos y después te encerrabas y te ponías a trabajar. Al principio mis cosas eran muy modestas, me daba vergüenza enseñarlas.
Lo mío parecía una diversión sin mayor importancia. Arp y Vasarely, me doblaban en edad y prestigio, aunque todos estuviéramos buscando. El grupo se iría haciendo con el tiempo su propia teoría y se hacía notar como grupo humano. Era como si humanamente comprendiéramos que todos estábamos en lo mismo. Oías cosas, las hablabas, las volvías a pensar, las rehacías, las rompías…; no sé, era algo tuyo, muy tuyo, sin posibilidad alguna de que el proceso de creación se viera frivolizado.
…ellos consiguieron lo que querían: una pintura racional, de fácil consumo, de lectura primordialmente visual, de código reducido. Yo por mi parte me fui alejando de ellos.
La victoria de lo podía ser sobre lo pensado previamente. Yo podía crear y ser sorprendido y el espectador podía ser sorprendido
De algún modo estaba atacando los principios del “opticalismo”: la seriálidad como base de la familiaridad con el signo. Al cabo de ver unos cuadros de Vasarely tienes el signo metido dentro, de modo que al ver otro parecido, recuerdas el modelo y crees que es una redundancia, una respuesta idéntica.
La pintura como círculo cerrado, con igual numero de preguntas y respuestas.
Por mi parte quería conseguir el azar como parte fundamental del juego de la pintura y rechazar por tanto, el mecanismo que el resto de los franceses deseaban para su obra.
…me da igual que después vean mis cuadros; es una parte del proceso en la que ya no tengo que intervenir. Si por mí fuera, jamás mostraría un cuadro. Pero resulta que así está establecido: para que tú los veas en una galería
Y además, a mí me gustaría que estos cuadros nunca pudieran verse en una galería. Voy a contarte lo que más desearía del mundo: pintar y reunir toda la obra, y al final destruirla…..sino porque no me gusta que la gente pueda ver mi intimidad.
…Si estuviera en mi mano no permitiría que mi intimidad hecha de cuadros, saliera nunca a la luz, se mostrara, cuando en realidad fue pensada y realizada para que nadie la viese.
Es un strep-tease público y aplaudido…Y a pesar de todo es irremediable.
…generalmente fui muy egoísta para las amistades, no todo el mundo me interesa. Un tipo bestia, por ejemplo, no me interesa, aunque el pobre no tenga la culpa de ser bestia, ni gordo, pero a mi desde el momento que lo es, deja de interesarme. Si habla de determinada manera, deja de interesarme. Si tiene la voz desagradable, sucede lo mismo. Si lo que dice no es interesante, no me interesa .Con lo que te estoy contando podría quedar como un ser muy arbitrario, ¿no?.Tampoco es grave. De alguna manera soy arbitrario en la medida que el mundo fue arbitrario conmigo. Pero con una diferencia, el mundo es injusto indiscriminadamente. Yo no.
…En realidad, sabes, me gustaría estar detrás de un cristal y estar observando todo en silencio, yo solo, nada protagonista. Estar al tanto de lo que sucede, pero detrás de un cristal…me evitaría intervenir.
…Por los motivos que sea, desde pequeño me he sentido agredido por el mundo. Me agreden los árboles, la primavera, el otoño, el sol, el verano, el metal frio. Cuando hace calor, me asfixio. Cuando hace frío me cala. Un árbol que es bello tambien me agrede, su verde me agrede. El movimiento de las hojas me está agrediendo.
Y no hay solución. Será asi mientras viva .Solo cabe una: que yo fuera espíritu puro. Sé que la expresión esta desprestigiada, pero como iba a decir otra cosa si esta es la verdad.
…conozco un pasaje de Machado. Allí se describe una laguna pecinosa, muy honda, verde toda ella, profunda, profunda.
A veces me doy cuenta que ésa debería ser mi casa. Vivir allí otra vida diferente a la que he tenido que vivir, a la que me he obligado y me han obligado a vivir.
…la vida cotidiana, ¿cómo podría olvidarla?. Es tan cruel que solo los insensatos siempre, pueden olvidar su agresividad. Está presente, te marca de una forma brutal. Ese sustrato real, objetivo, es condición indispensable para hacer arte. Soy yo mismo. No podría estar mas cerca de mi. Y la obra que resulta de todo ello es tan real como lo soy yo y su validez esta en la misma proporción en que me conozco a mi mismo.
No es tontería pensar que cuanto mejor te conozcas, más conocerás al hombre y al mundo y, de esa forma, más veraz será tu obra.
Además, ¿qué va a hacer el hombre si no es escudriñarse?. Es lo único que no ofende a nadie.
Estos pensamientos han sido extraídos de la entrevista que Andrés Trapiello hizo a Eusebio Sempere en 1.977
Córdoba, 3 Junio 2010
ya me gustaria a mi ser como un grandioso pintor escultor… pena me dan la gente que enseña sus obras i vendiendolas por miles de Euros,i no como Eusebio Sempere descontento por las suyas.