Desde muy niño, Sempere demostró gran habilidad como dibujante y una determinación por ser pintor nada frecuente en niños de su edad.
A la edad de 8 años ayudaba al barbero del pueblo los sábados por la mañana remojando barbas para afeitar y, buscando conversación, los mayores le preguntaban: i tú , xiquet, qué vols ser de major? (y tu, niño, ¿qué quieres ser de mayor?). A lo que él contestaba: Jo vull ser pintor (Yo quiero ser pintor). Extrañados le insistían: pintor de parets? (¿pintor de paredes?) No, no -respondía- pintor de cuadros. Lo insólito de tal respuesta se propagó como anécdota entre las gentes del pueblo y el recuerdo de esa determinación estuvo siempre presente en la conciencia de Sempere.